Comprender tu piel es el paso más importante en el cuidado de la piel. ¿Cómo reacciona ante determinados entornos? ¿Experimenta grandes cambios con las estaciones? ¿Puede adaptarse bien a nuevos productos? Sin una comprensión sólida del tipo de piel que tienes, es casi imposible tratarla correctamente.
Si bien es cierto que la piel de cada persona es única, la mayoría de la piel se clasifica dentro de cinco categorías: normal, grasa, seca, sensible y mixta. La razón por la que determinar el tipo de piel es tan importante es que muchos productos no son adecuados para determinados tipos. Por ejemplo, los tratamientos/limpiadores agresivos a menudo hacen que la piel produzca cantidades excesivas de sebo, lo que puede ser problemático en general, pero especialmente para las personas con piel grasa. Lo mismo ocurre con los tratamientos agresivos para el acné y con aquellas personas con piel seca o sensible. Sin embargo, no hay necesidad de alarmarse. A pesar del uso de la palabra "normal", todos los tipos de piel son increíblemente comunes.
Afortunadamente, determinar tu tipo de piel es relativamente sencillo y estamos aquí para ayudarte. Aquí hay dos métodos caseros sencillos para determinar qué tipo de piel tienes:
El método cara descubierta:
Esto, como su nombre indica, implica simplemente observar tu piel. Lávese la cara con un limpiador suave y séquela con palmaditas suaves. Después de 30 minutos, mírate al espejo. Cómo se ve? ¿Se siente apretado o escamoso? Si es así, probablemente tengas la piel seca. ¿Tus mejillas o tu zona T están brillantes? Es probable que tengas la piel grasa. Si sientes tu rostro desigual, con zonas secas y grasas, es probable que se trate de una combinación. Si sientes que tu piel está equilibrada y uniforme, por suerte, probablemente tengas la piel normal.
El método de la hoja secante:
Otra forma muy sencilla de determinar el tipo de piel es presionar una hoja secante contra diferentes áreas de la cara y sostenerla a contraluz. Esto muestra cuánto aceite absorbió la lámina. Cuanto más seca esté la sábana, más seca será tu tipo de piel. Si la sábana parece estar saturada de aceite, es muy probable que tengas la piel grasa. Haz esta prueba en zonas alrededor de tu cara y si ciertas zonas muestran una buena cantidad de grasa y otras están bastante secas, probablemente tengas piel mixta.
Cuidando tu tipo de piel particular
Piel seca
La piel seca produce menos sebo que la piel normal o grasa, lo que compromete la barrera natural de la piel y puede acelerar el proceso de envejecimiento. La hidratación es crucial para combatir la piel seca. A medida que volvemos a agregar humedad a nuestra piel, fortalecemos esa barrera natural. Cuanta más humedad absorba nuestra piel, más saludable se verá. Busque sueros y cremas que contengan ingredientes hidratantes como ácido hialurónico y glicerina, y aplíquelos con atención. Evite los limpiadores y tratamientos astringentes, ya que tienden a despojar aún más la humedad de nuestra piel.
Piel sensible
La piel sensible se caracteriza por enrojecimiento, tirantez o malestar. Puede resultar más difícil de cuidar, ya que diferentes personas son sensibles a diferentes productos. Introduzca nuevos productos en su piel uno a la vez y siempre realice pruebas de parche en una parte de su brazo antes de aplicar el producto en su cara. Opte por fórmulas suaves, no irritantes y libres de parabenos, fragancias, sulfatos u otros irritantes comunes.
Piel grasosa
La piel grasa se produce cuando la piel produce en exceso sebo o grasa. Este exceso de grasa a menudo puede acumularse y provocar brotes más frecuentes. Para remediar el exceso de producción de sebo, busca siempre productos que no sean comedogénicos, ya que no obstruyen los poros. Exfolia 2 o 3 veces por semana para eliminar las células muertas y la suciedad, ya que tienden a acumularse más rápido en la piel más grasa. Y aunque pueda parecer contraproducente, asegúrate de hidratarte a diario. El exceso de producción de sebo suele ser el resultado de que la piel cree que necesita más hidratación. Los humectantes ayudan a regular la producción de sebo, manteniendo la piel hidratada, pero no grasa.
Piel Normal y Mixta
La piel normal es más fácil de mantener, ya que tiende a adaptarse bien a la mayoría de productos sin ser propensa a sufrir brotes o reacciones. Encuentre una rutina saludable y sígala y su piel seguirá luciendo saludable en los años venideros. Con piel mixta, encontrar los productos adecuados puede ser un poco más complicado. Busque productos etiquetados para "todo tipo de piel" y trate localmente ciertas áreas que con frecuencia experimentan brotes, enrojecimiento o sequedad.